Cerrando un ciclo

El cinco de febrero, Martín cumple dos años. Intuitivamente con mis otros dos hijos, manifesté que mi cuerpo se demoraba dos años en recuperarse del parto. Ahora lo se. Y se siente extraño. No es mi cuerpo como entidad fisiológica y estructura, soy yo en mi totalidad. Han surgido nuevas ideas que aún no logro conectar. Llevo mucho tiempo sin escribir, sin crear, sin sentir que mi potencial está en su máxima expresión. 

Llevo dos años tejiendo esta historia. Primero, asimilando el parto. Luego, padeciendo el pos parto. Y finalmente, recogiendo los pedazos de mi hogar para lanzarlos al cielo y empezar de nuevo. Toda mi energía invertida en criar. Y son tres. Me siento agotada.

Hoy sólo soy esto, un sentimiento incomprendido, una canción nostálgica, una pájara que no sabe si el nido quedó bien hecho, un matorral de espinas, una fuente que aún conserva su encanto. Me sorprendo de nuevo sin saber cuál es el camino, sólo voy siguiendo un magnetismo invisible donde no me reconozco. Ni se qué quiero.

A veces quisiera, que escribiendo, dejara que el corrector automático hiciera lo suyo e hilara palabras confusas. A manera de oráculo, podrían decirme de qué se trata. 

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