De nuevo, un niño aterrizará en mi hogar...

La verdad es que no quería saber mucho. Tal vez porque eso alborota mis temores y una ansiedad extraña, tal vez porque deja de ser abstracto y ya adquiere una figura, un género, creo incluso, una personalidad. Depronto, es porque me hace polo a tierra y pienso en el último mes y el parto... No lo se. Pero era necesario saber. Logísticamente es necesario para preparar todo, desde el nombre, pasando por la ropa, hasta dónde va a dormir cuando salga de mi habitación. También es necesario para que sus hermanos sepan quién ganó la apuesta. Y sobre todo, era necesario comprobar que todo estaba bien, aunque siempre lo ha estado y la confianza, a la que no me quiero entregar, dice que si, que todo sigue bien.

Es un niño. Cuando vi su cara en la super ecografía 4D, fue como ver la cara de mi primer hijo. Con eso fue suficiente para mi, ya un latido profundo me lo dijo. Mientras el doctor buscaba sus órganos masculinos, yo ya los había visto. Cuando lo confirmó, mi corazón se paralizó 3 segundos. Todo siguió normal, la emoción, la hermanita que asumió feliz la noticia sabiendo que queda de princesa de la casa, el hermano mayor que dijo, ¡por fin! pues ya había muchas niñas a su alrededor y lloró de la emoción, el papá que desde las dos rayitas que confirmaron el embarazo ya estaba listo para serlo de nuevo y el tío que se dio cuenta de mi estado de shock, nuevamente.

Hasta ahora logro procesar que fue lo que pasó en mi. Creo que tiene que ver con salir nuevamente de mi zona cómoda. Y lo digo porque lo femenino es mi zona conocida. Con mi hija me siento como pez en el agua, y esto no tiene que ver con el amor, sino con que ya se que significa ser mujer. Con mi hijo, me siento en una montaña rusa, lloro con cada novedad; me ha marcado profundamente cada etapa de crecimiento desde que dejó de ser bebé y se volvió niño; cuando lo dejé en el preescolar por primera vez; cuando se subió a una ruta del colegio; cuando dijo su primer discurso en público. Y de igual manera, me he frustrado de la peor forma cuando ha dicho su primera grosería, cuando otro niño lo ha molestado, cuando ha visto algo inadecuado para su edad en Internet, cuando hace chistes malos. No se si es porque todo es nuevo para mi, pero siento que sus ojos están atravesados en la mitad, justo en la mitad de mi corazón. Y digo, ¿Cómo procedo? He tratado de ser una mamá open mind, aunque siempre soy la de las reglas. Y como fue mi primer hijo, mi primer reto, mi encuentro con la maternidad, la dinámica de los dos ha fluido como si se tratara de un experimento. Pero es lógico que se identifica más con su papá.

Y ahora, cuando se que mi panza cuida un nuevo niño, como si se diera vuelta a un reloj de arena, pienso ¿Cómo lo voy a hacer? ni siquiera se cómo lo he hecho hasta ahora. Y lo único que se me viene a la cabeza es esto: Oh! tengo la oportunidad de cambiar el mundo, tengo el poder. Puedo ayudar a crecer a dos niños, que potencialmente van a interactuar diferente con el mundo. Es falso lo del poder que tengo, es falso que yo tenga el control de sus vidas, pero dentro de mi nace una tímida intención de hacerles ver la vida masculina diferente. No quiero ser aburrida, pero si quiero dos hijos que crezcan sin prejuicios machistas, que  vean a las mujeres más allá de la publicidad de revistas donde sus cuerpos son la frustración adolescente y el marketing para medir estándares inexistentes. Tampoco me declaro feminista, pero si creo que los roles deben trascender en un país latinoamericano donde las cirugías plásticas y los implantes de silicona deben tener mayor representación en el mercado que la inversión en maestrías, doctorados y viajes por el mundo para conocer otras culturas. Sólo quiero un abordaje bello de lo femenino, admirando por supuesto la estética, pero también las luces, las sombras, el todo, la nada.

Debe ser que a medida que pasan mis años, veo con más claridad los comentarios machistas, castrantes y aparentemente normales; debe ser que ser mamá me pone en una posición incómoda en el mundo porque no puedo verlo todo tan tranquila, sin enojarme por los espantosos piropos o los chistes, o la discriminación laboral... la explotación sexual y el autoconvencimiento de algunas mujeres de que así es la vida, como si fuera normal ir a un restaurante donde las chicas exhiben sus cuerpos, sus atributos físicos y sólo sonríen, como si no hubiera algo de emoción o cerebelo en esas largas cabelleras alisadas. Eso me preocupa. Porque al ver cómo se comportan los hombres, desde los más ilustrados hasta los más "relajados intelectual y culturalmente", me pregunto si son hormonas y condiciones primitivas las que emergen en esos momentos. No me veo a mi misma observando un cuerpo masculino con tal ardor. Me gustan más bien los hombres talentosos en algo. Debe ser que me volví aburrida, o que soy políticamente correcta, pero es que quiero trascender esto de lo femenino y lo masculino, para que en serio mi hermosa princesa pueda sortear mejor estos asuntos y mis dos hijos, el que me hace llorar con sus cambios y el que crece vertiginosamente dentro de mi, dimensionen la vida diferente a esta generación de cuerpos hechos "a la medida", en una sociedad que todavía encuentra en ello anestesia y distracción, para no afrontar su dolorosa realidad.

Comentarios

  1. Buen día mi apreciada libélula leo con agrado que el bebe campana mantiene despierta tu ya activa mente y específicamente en el tema de género (tu mente es especifica en este tema); para comenzar con el comentario debo decirte que me ubicare en el grupo de los “relajados intelectual y culturalmente” (donde seguramente estaba desde el comienzo).
    Es necesario que nos cuestionemos sobre como valoramos al otro género y establecemos relaciones desde dichos valores. Por el mismo ejercicio de hacerlo. Sin embargo me atrevo a decir que difícilmente cualquier valoración por equilibrada que sea (que contemple más dimensiones: mental, físico, emocional, espiritual….. etc.) nos va a liberar del error o la frustración.
    Cuando asumimos nuestra labor de padres nos planteamos como modelos y quisiéramos que el universo respondiera a nuestras expectativas y para eso pretendemos plantearnos una forma “adecuada” de ver diversos temas. Ese es nuestro saludable libreto, el que nos sirve para pararnos firmes en el escenario de la vida, pero cuando se levanta el telón (reflexionar nos da la impresión del que el telón esta abajo) lo importante es mantenerse atento a los imprevistos para poder improvisar. Los mejores diálogos de las obras teatrales surgen de la improvisación. Volviendo al tema se que para muchos de los hombres y mujeres está muy presente la desequilibrada valoración del otro por su apariencia física y confieso que disfruto de dicho desequilibrio y lo asumo como un dialogo posible dentro de una obra inconclusa y en evolución, al entrenar a nuevos actores yo sugeriría no basarse en los libretos sino en su capacidad de interpretación y criterio en el uso de sus potenciales en escena y sobretodo en disfrutar de la puesta en escena.

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  2. Me gusta tu punto de vista!!! es bueno para las fundamentalistas como yo, recibir esos criterios, Gracias!!!!

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  3. Me EN-CAN-TA tu reflexión, tanto como tus preocupaciones... y no es que me alegre de que las tengas; sencillamente me parece exquisito que emerjan y las expreses tan sabrosamente! Yo he estado interactuando por 12 días con un personaje elevadamente machista (de los que, ante una chica con falda corta, dice: "Luego dicen que por qué uno es atrevido y les dice obscenidades") y a veces me siento tan... anciana! Me cuesta mucho lidiar con tantas ideas tan diversas sobre la vida, sobre la sexualidad, sobre las relaciones (de cualquier tipo)... y me pasa lo mismo que a vos: me siento anciana, anticuada, conservadorsísima porque creo mucho más en el sexo con amor (a lo Superlitio), en respetar, en no mirar a la gente como carne, a no sabrosearse a cada persona que se le pasa a uno por delante... estoy vieja! Estamos viejas... pero sabrosas!

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  4. Nata!!!! Gracias por compartir la "ancianidad" conmigo :) Quiero ver fotos YA del personaje de la falda, debe ser un ser exquistoooooo!!!!
    Y nosotras, sabrosas hasta el fin! Besos

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