Los minotauros en nuestros laberintos

Bien conocido el mito del minotauro, recreado tantas veces, nos invita a pensar cómo es que enfrentamos aquellos demonios, sombras o problemas propios. Cuando Teseo se decide a entrar al laberinto para enfrentar el minotauro, mas que su valentía, es la decisión de no vivir mas en el miedo.  Entrar al laberinto de nuestras propias entrañas, como lo refiere Murakami, requiere mas que valentía y cansancio del miedo. Requiere profunda conciencia de búsqueda personal.

Una heurística para decidirse son los hijos. Cuando nos hacemos madres y padres algo cambia para siempre. El nivel de cambio no importa, igual nos enfrentamos a una montaña rusa de emociones que nos dejan perplejos ante nosotros mismos y a veces, ante nuestra pareja de maternaje/ paternaje. Todo pareciera configurado para hacernos ver la vida con hijos como graciosa, divertida y amorosa. Solo en secreto de confesión entre mamas y papas " de confianza" nos atrevemos a mencionar aquellos capítulos inéditos.

En las penumbras de la madrugada cuando no se quieren dormir, en plena luz del día con una pataleta, aquellas noches cuando llegamos cansadas de un día de trabajo agotador... Aquellas mañanas del fin de semana donde quisiéramos dormir una hora mas... Estos momentos críticos donde se despiertan los monstruos que luego nos avergüenzan. Esto poco se menciona y los trucos de los libros se quedan cortos en idealizaciones. Me pregunto... ¿Es tan grave un jugo derramado en la mesa? ¿Realmente los niños nos quieren molestar la vida? ¿Qué tan grave puede hacernos un niño de 3, 5 u 8 años, para desatar a veces nuestros niveles de ira y frustración?

El punto, creo, es que ellos nos ven sin filtros, y nosotros lo sabemos. Sabemos que nos ven tal cual somos, incluso, conocen mas de nosotros, que nosotros mismos. Por eso, tememos que nos descubran dejándonos en evidencia y entonces usamos el viejo esquema de la autoridad. Surge el regaño, el castigo, el time out, el "mira lo que hiciste", el grito, o los fallidos intentos de negociación. La escritora argentina Laura Gutman en su libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra" menciona que al hacernos madres se descubren todas las sombras de nuestra propia infancia, y que no sólo están presentes en la interacción sino que incluso las reflejamos en nuestros hijos.

Es así, como el minotauro puede ser el espejo. Entonces, el camino de ver mis niños como verdaderos maestros lo cambia todo. Porque empiezo a comprender que me enfrento a mi misma, que decido iluminar esas sombras (en compañía terapéutica y espiritual) y que solo así puedo nutrirlos de amor, mimos, cuidados, cobijo, libertad y teta. Otra opción es quedar atrapada en el laberinto culpando a los demás, al entorno... Es mas fácil, pero descubrir que el enemigo soy yo, es casi, ganar la batalla.

PD. Cambio de estación, los arboles comienzan a botar las hojas... Se va lo que ya no necesito, comienza el cierre de ciclos y la época de resguardo. Y el amor se está transformando, eso es lo mejor que me queda de lo vivido. Somos dos seres valientes.

Comentarios

  1. Que reflexión tan linda. Una renovación con el cambio des estación, gracias.
    Saludos.

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